Está usted en la sala de recepciones. En la pared frontal de este espacio cuadrangular, presidiendo la sala, se halla un mosaico denominado: “el Océano”. Este mosaico, del que sólo se conserva el emblema central, es un singular ejemplar de tema marino en representación del océano. El impresionante hijo de Urano y de la Tierra, primera divinidad de las aguas, padre de todos los dioses y los seres, se nos manifiesta con toda su fuerza expresiva.
Los colores que predominan en el mosaico son los ocres, terrosos y azules. El espacio interior central es un cuadrado sobre un fondo blanco, enmarcado por una línea negra. Muestra un rostro gigantesco, serio, de mirada penetrante que dirige hacia un lado las mejillas, en tonos marrones y terrosos, y las cejas recubiertas por membranas y escamas de pescado. Y brotándole de su espesa barba: flexibles delfines azulados y peces anaranjados que se distribuyen por todo el mosaico. Su pelo largo ondulado está coronado por unas gigantescas pinzas de cangrejo, como símbolos de la potencia y la fecundidad, así como unas gambas situadas a ambos lados de su cabeza.
De similares características al mosaico de océanos procedente de Casariche, Sevilla, el mosaico cordobés se distingue por la plasticidad y carnosidad característica de los talleres focales de Córdoba.
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Alcázar de los Reyes Cristianos. Plaza Campo Santo de los Mártires s/n. 14004 Córdoba
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